Efushé era una Olorisha altamente respetada y venerada por
los Lukumi en La Habana. Ella era egbado como Oba tero y posiblemente de origen
real. Algunos de sus descendientes religiosos insisten que Efushé era una
princesa en África. Estos acentúan que sus discípulos nunca permitieron que
ella caminara por la ciudad, en lugar de ello, la transportaban alrededor de La
Habana en una silla sedán. Este énfasis en las raíces reales de Efushé es
posiblemente la justificación del hecho que ella ocupara el papel de la “reina”
del cabildo San José 80, la importancia de Efunshé era indiscutible.
Ocasionalmente, su presencia allí llegaba a eclipsar el importante papel del
cabildo como institución. En los años 50, por ejemplo, la investigadora Lydia
Cabrera confundió el nombre de Efushé con el del cabildo que ella dirigía,
escribiendo que: “Efuché” era el nombre de un cabildo de La Habana a finales
del siglo XIX.
Cómo llegó Efushé a Cuba es aun un misterio, ya que la
mayoría de las fuentes aseguran que ella no vino a la isla como esclava. Efushé
pudo haber sido uno de los pocos africanos afortunados que siendo pasados de
contrabando a la isla antes del decreto de emancipación, ganaron su libertad inmediatamente
después de su llegada. Otra posibilidad es que Efushé pudo haber comprado su
libertad en otra parte del Caribe y después haber viajado a Cuba en búsqueda de
trabajo.
Los hechos que rodean la llegada de Efushé no son los únicos
enigmas, pues la rodean otras preguntas por contestar. Efushé parece no haber
dejado ningún rastro de su vida antes de llegar a La Habana. Para comenzar, hay
algo de confusión sobre su apellido español: Abreú, Gramosa, Rosalia y
Rosarena, todos se han mencionado como apellidos posibles para la princesa
lukumí. La mayoría de los olorisa se refieren a ella como Ña Rosalia, o por su
nombre Lukumi Efushé, pero rara vez mencionan un apellido español. El
pensamiento actual dice que Abreú era e apellido mas probable, dos fuentes
dicen que le trajeron originalmente a un molino de azúcar en la provincia de La
Habana, el Ingenio Agramosa (o Gramosa), que perteneció a una familia del mismo
nombre, pero hasta el momento, no se ha encontrado ningún expediente de este
molino de azúcar.
Roque Duarte, El Oba Oriate más viejo de los estados unidos,
en un trabajo sobre la religión lukumi, utiliza Rosalia como su apellido,
refiriendo a Efushé como Ña Victoriana Rosalia Rosarena, es otro apellido que
ha aparecido y que pudo haber derivado de Rosalia. Además, Efushé no tiene
ningún descendiente de sangre vivo. Solo se ha identificado una hija con algún
grado de confianza. Calixta Morales (Odé Dei). En aparente conformidad con
normas sociales, los africanos daban a sus hijos nombres españoles, pero muchos
cubanos lukumi también les daban nombres africanos extraoficialmente. Odé Deí,
por lo tanto, también es conocida por su nombre lukumi, Atikeke (Pequeño
regalo), un nombre que fue dado generalmente en el reconocimiento de la
intervención de una deidad en el nacimiento de la persona. El nombre lukumi de
nacimiento de Odé Deí, sugiere que Efushé pudo haber tenido problemas para
concebir niños y que la consideraban como regalo de las deidades. El expediente
oral también menciona a otros dos parientes, las hijas o sobrinas, dependiendo
de la variante de la historia. Estas dos mujeres solo se conocen por sus
nombres lukumi: Ashijú y Ashijúrolá.
Introduce la ceremonia “Adoshú Osha” que es la entrega de diversas deidades en la ceremonia de iniciación.
También es la que inicia la práctica de tirar el Dilogún dos veces para obtener el “oddun compuesto”.
Se le acredita el origen del ritual “Pinaldo” que se realizó por primera vez a Octavio Samar Rodríguez “Obadimeyi”.
Introduce la ceremonia “Adoshú Osha” que es la entrega de diversas deidades en la ceremonia de iniciación.
También es la que inicia la práctica de tirar el Dilogún dos veces para obtener el “oddun compuesto”.
Se le acredita el origen del ritual “Pinaldo” que se realizó por primera vez a Octavio Samar Rodríguez “Obadimeyi”.
Para los años 1870, Efushé y Latuán habían unido fuerzas y
habían establecido una solida reputación en La Habana.
A finales de los años 1800, Efushé heredo la dirección de
San José 80, y ella ordenó a varios Olorishas en La Habana en el último
trimestre del siglo XIX. Hasta su muerte a finales de los años 29, ella y
Latuán continuaron trabajando lado a lado y Latuán era el Oba Oriate para
muchas “ordenaciones” conducidas por Efushé, es altamente probable que Latuan haya
dirigido los rituales fúnebres de Efushe. La influencia de Efushé era tan
fuerte que incluso la mayoría de los practicantes de la religión lukumi en La
Habana, hoy en dia reclaman ser descendientes directos de ella y no del cabildo
San José 80. En su mayoría, los historiadores orales convienen que cuando
Latuan y Efushe dirigieron San José 80, las dos sacerdotisas eran muy cercanas
y expresaban una admiración mutua.
Fuente: La división de La Habana. Miguel W. Ramos
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